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- VACACIONES EN FAMILIA - PROBLEMAS EN EL VIAJE – LOS MIEDOS
mayo 08, 2014
Con el paso del tiempo tendemos a recordar todo lo bueno que pasó en el viaje y lo “malo” se diluye. Es como si nuestra mente lo guardara en el desván de los recuerdos, archivado en el baúl del fondo ;) Sin embargo, cada vez que hablamos con otros padres sobre los viajes una de los temas recurrentes son los problemas que afrontamos y cómo los resolvimos. Lo que hemos denominado “Los Miedos”. En este post voy a hablar de esa parte del viaje:
Candela:
El día antes
de volar a China, ya estábamos en Madrid porque nuestro vuelo salía al día
siguiente por la mañana, Candela tuvo 40 de fiebre. La llevé a urgencias
porque, no le dolía nada, pero nos asustó un poco la temperatura. Me dijeron
que no era de origen bacteriano, no sabían que podía ser. Tal cual vino, se fue.
Al día siguiente estaba como una rosa. Yo lo achaco a los nervios, que de manera
inconsciente le jugaron una mala pasada.
Al llegar a
Kuala Lumpur (Malasia) Candela se quejaba mucho de una muela. Nos parecía que tenía
una caries. Nuestro seguro cubría la asistencia dental sólo de dientes rotos
por caídas, así que esto no entraba. No queríamos esperar a volar a Australia
para resolver este tema, (volábamos en dos días), porque sabíamos que allí todo
es 3 veces más caro que en Europa, pero por otro lado, no queríamos meternos en
un antro y que le hicieran una chapuza. ¿Cómo seleccionar una clínica dental en
una ciudad malaya donde no tienes ninguna referencia?. Se me ocurrió buscar una
clínica en Internet que estuviera cerca de las Torres Petrona, distrito
financiero, la zona más cara de la ciudad, para asegurarme de que tendría unas
buenas condiciones de limpieza y servicio. Así fue, me tomaron la cita por mail
y la clínica era una pasada. Pensamos al verla que nos iba a salir la broma muy
cara, pero nos costó sólo 30 euros, que para allí es bastante pero para
nosotros fue normal. Tema resuelto.
Candela en la clínica dental de Kuala Lumpur
En Bali, ya en
el último mes de viaje, Candela se quejaba del oido. Buscamos en Internet una
clínica en Denpasar que cubría el seguro y fuimos para allá. Simple rojez de
oidos. Algodoncillo, gotas y no mojarse el oido unos días. Resuelto. Dimos
aviso al seguro, rellenamos los formularíos con el sello de la clínica, los
enviamos por correo a la sede en París. Muy importante, se nos ocurrió antes de
hacer el envío físico sacar fotos de toda la documentación que enviamos por si
acaso. Nunca llegaron los papeles que enviamos a su destino pero, gracias a haber
fotografiado los comprobantes, pudimos reclamar el dinero sin problema a la
vuelta.
Mateo:
El primer mes
en China trascurrió sin complicaciones hasta que, en la quinta semana de viaje,
Mateo se puso muy malito. Estábamos en el sur, en Yangshuo. Empezó con dolor de
tripa y diarrea. Luego fiebre muy alta. En el hotel habíamos coincido, por casualidad,
con un matrimonio que viajaba con su hijo adolescente y su hija adoptada china.
Él era médico. Hicimos buenas migas. Enseguida diagnosticó que Mateo tenía
diarrea del viajero. Nos dijo que podía haber cogido el virus con la comida o
simplemente por haber tocado algo infectado y haberse llevado la mano a la boca
(lo más probable). Llevábamos antibiótico en el botiquín, pero él prefirió
buscar uno en concreto para la dolencia de Mateo. Escribió en google el nombre
del principio activo – lo tradujo a chino con el “traslator” y se fue, con el
nombre escrito en un papel, a una farmacia china a comprarlo. Nos dijo que
fuéramos medicándolo con eso, pero que, de todas formas iba a estar tres días con fiebre muy alta porque, al parecer, es la manera que tiene el cuerpo de combatir la bacteria. Así fue. La tercera noche terminaba nuestro visado chino y teníamos sí o sí que cruzar a Hong Kong. Creo que esa noche en el bus litera con Mateo con fiebre fue la peor de todo el viaje. No pegué ojo, le ponía toallitas fresquitas en la frente y le tomaba la temperatura. Tuve un momento de flaqueza y llegué a plantearme si estábamos un poco locos por hacer ese viaje con los niños.
Mateo malito antes de salir hacia Hong Kong
Como anecdota contar que en la misma
planta del hotel de Yangshuo también coincidimos con dos profesores de Valencia. Él nunca
había conducido moto pero, como nos vió a todos con las motos para arriba y
para abajo, se animó y un día se alquilaron ellos también dos motos. Total que se
cayó y se rompió dos costillas y se quedó muy magullado en la habitación 4
días. Incluso decidieron adelantar su vuelta a España. Nuestro amigo médico
hacía la ronda de visitas por las dos habitaciones, vaya plan de vacaciones :P
Así que, en el
primer mes de viaje, ya habíamos gastado todo el bote de Dalsy (analgésico
infantil). Pensé, “nos quedan todavía 5 meses, como esto siga a este ritmo voy
a necesitar sólo una mochila para las medicinas”. Ya no se pusieron malitos en ningún otro momento del viaje.
Así es la ley de Murphy.
En Vietnam
tuvo otro percance. Llegamos a un hotel en Hanoi y se puso encima de la cama, a
cuatro patas, a dar cabezazos contra el colchón, en plan poseído al entrar en
la habitación, lo solía hacer con esa edad de vez en cuando. El caso es que, la
colcha estaba puesta por encima de la estructura de madera maciza que bordeaba
la cama y en uno de los cabezazos, BANG! Se golpeó contra la madera. Empezó a
llorar a tope mientras le salía un enorme huevo en la frente de color morado.
Nos asustamos porque aquello no paraba de hincharse y Mateo lloraba muchísimo. No había hielo, así que cogimos una lata de cocacola fría que
había en la nevera y se la pusimos rápidamente en el huevo.
En Bali se
metió en el agua y se puso a jugar con una caña de bambú. Le dijimos que la
dejara que se iba a hacer daño, ni caso. Se cortó. Un tajo enorme entre el dedo
pulgar y el índice. No quería salir del agua porque veía fluir la sangre cuando
sacaba el dedo. Lloró mucho hasta que pudimos curarle el corte.
Antonio:
Decidió que un
tío grande, un hombre hecho y derecho como él podía viajar 6 meses por Asia con
unas chanclas de dedo que le venían dos números pequeñas. Vamos, que llevaba
medio dedo gordo fuera. No aprecias lo bien que están las aceras y las calzadas
en Europa hasta que viajas fuera y las ves rajadas, alcantarillas sin tapas, agujeros,
desniveles, hierros oxidados salientes ... eso cuando hay acera, claro está.
Así que Antonio se rajó dos veces el dedo gordo (sangraba a chorro), la primera
fue en Vietnam con una de estas aceras por la noche. La segunda fue en
Australia con un mini escalón que comunicaba la cocina con el jardín, en un
hostel. Esta vez literalmente lloró de rabia, el pobre, me dió mucha pena verlo
así. En Hong Kong se rompió también el dedo meñique con la esquina de una
pared, andando descalzo por el apartamento. Hielo, crema antiinflamatoria y
venda.
Dedo roto en Hong Kong
Sonia:
Parece que, a
parte de picaduras de mosquito que es mi sino allá donde voy, me estaba
salvando de heridas y enfermedades hasta que llegamos a Bali. Me salió un
rasguño en el muslo de la pierna derecha. Al principio parecía un mero arañazo
de unos 8 cm de largo. En dos días estaba muy rojo y empezaron a salirle
póstulas de pus. Me fui al hospital. Me dijeron que no sabían exactamente el
insecto que era, pero que habían tenido algún otro caso similar. Lo achacaban
a un bicho que vive en la hierba. Me hicieron una cura y me dieron crema
antibiótica. Tarde un par de semanas en tener de nuevo mi pierna sana.
Para cerrar este post sólo decir
que, como veis, no nos pasó nada que no te pueda suceder cuando estás en tu
casa o en tu entorno. Algunas personas les da pavor el tener que enfrentarse a
enfermedades fuera de su ambiente. Creo que lo importante es no correr riesgos
innecesarios (por ejemplo, evitar zonas con enfermedades endémicas tipo
malaria, tomar agua siempre embotellada,...), aplicar el sentido común y ser
resuelto a la hora de afrontar las cosas que suceden. A los 4 meses de volver
de viaje, después de haber llevado moto por ciudades como Hanoi o Ho Chi Ming,
conducir en Bali, o llevar bicis en medio del caos circulatorio de Pekín, ...
me caí con la moto a escasos 300 metros de mi casa en Granada y me rompí la
clavícula. La cosa se complicó y me tuvieron que operar para ponerme el hueso
en su sitio, puntos, operación, rehabilitación... en fin que uno nunca sabe
donde ni cuando van a suceder las cosas y no se puede vivir con el miedo de los
“Y si ...” porque entonces te paralizas y no haces nada. Bueno, espero que os
animéis a viajar :)
Si queréis ver cómo viajamos y uniros a la aventura Family Run podéis disfrutar de nuestra webserie, “Makuteros Family Run” en:
YouTube: Makuteros Family Run (Temporada 1)
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Instagram: Makuteros_travel
Cuando viajas en familia y con niños estas cosas pueden pasar jeje. Lo importante es ir bien preparado, con seguro médico y tener todos los transportes mirados para no perder tiempo y momentos de tensión con los niños. Por ejemplo, si viajas a la Costa Blanca, lo ideas es tener contratado el transfer Alicante desde su aeropuerto hasta el destino concreto donde vayáis a disfrutar de las vacaciones.
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